Combatir las desigualdades de género en las carreras STEM

El futuro es STEM

Según el estudio The Future of Jobs Report 2020, realizado por el Foro Económico Mundial, se calcula que 85 millones de trabajos dejarán de existir en 2025 por no responder a las demandas de un futuro marcado por la nueva división del trabajo entre los seres humanos, máquinas y algoritmos.

En su lugar, aparecerán 97 millones de nuevos empleos que se adaptarán mejor a las necesidades (automatización del trabajo, digitalización de los procesos laborales) que hemos visto aceleradas con motivo de la crisis sanitaria global de la COVID-19.

Los centros educativos se enfrentan a la incertidumbre laboral focalizando sus esfuerzos y recursos en la formación de profesionales con perfiles flexibles, resolutivos y con una alta capacidad de adaptación e innovación constante, para ajustarse al rumbo cambiante del mundo laboral.

El pensamiento analítico y el aprendizaje activo serán, pues, competencias imprescindibles. Sin embargo, se requerirán muchas otras habilidades, y la mayoría de ellas están integradas en los métodos educativos que aplican las carreras STEM (Science, Technology, Engineering, Mathematics), orientadas a las nuevas demandas tecnológicas.

De acuerdo con el informe Science Report Towards 2030, publicado por la UNESCO, a pesar de que las mujeres se hallan en situación de más o menos encontrado paridad en los niveles de licenciatura (45-55%), másters (53%) y doctorado (43%), solo representan el 35% de todos los estudiantes matriculados en campos de estudio relacionados con las STEM.

La mujer en las carreras STEM

Frente a la realidad de la relevancia creciente de los estudios relacionados con las ciencias, la tecnología y las matemáticas, preocupa el bajo porcentaje de representación de mujeres inscritas en el nivel de educación superior de las carreras STEM.

De acuerdo con el informe Science Report Towards 2030, publicado por la UNESCO, a pesar de que las mujeres se hallan en situación de más o menos encontrado paridad en los niveles de licenciatura (45-55%), másters (53%) y doctorado (43%), solo representan el 35% de todos los estudiantes matriculados en campos de estudio relacionados con las STEM. Este porcentaje coincide con los datos que la agencia de estadística HESA publicó en 2018 sobre la participación de la mujer en carreras de ciencias en el Reino Unido.

Para la OEI (Organización de Estados Iberoamericanos), la brecha de género que afecta a Iberoamérica define la región como una de las que presenta mayores desigualdades entre mujeres y hombres a nivel mundial dentro del campo STEM. Se ha observado incluso que el porcentaje de participación dentro de las ciencias no solo no crece, sino que retrocede, generando lo que se conoce como «la brecha STEM».

Esta dinámica es sintomática, y forma parte de un modelo tristemente reconocible en la sociedad actual. Las diferencias trascienden la escuela y la universidad: los salarios de las mujeres que trabajan en el campo de las STEM acostumbran a ser más bajos que los de sus colegas hombres y, más aún, continúan existiendo problemas de conciliación entre la vida profesional y la vida privada, discriminación y sexismo que aumentan las probabilidades de abandono de la carrera profesional.

La brecha de género

Combatir las desigualdades de género en las carreras STEMFrente a estos datos, la pregunta es obligada: ¿cómo es posible que sigan persistiendo desigualdades de género en un campo en el que el talento femenino destaca de manera significativa?

La AAUW (American Association of University Women), una entidad estadounidense sin ánimo de lucro que trabaja en pro de la igualdad de género, apunta a tres motivos principales:

    • Estereotipos de género. Las carreras STEM se continúan percibiendo a día de hoy como masculinas, y tanto padres como docentes desincentivan a las estudiantes, poniendo en duda su capacidad para destacar en ciencias.
    • Entornos profesionales mayoritariamente masculinos. Se continúan dando casos de ambientes de trabajo no inclusivos y de discriminación a pesar del rechazo de la sociedad a sesgos sexistas.
    • Escasez de role models femeninos. Aunque la contribución femenina en el campo de la tecnología es inmensa, la mayoría de los referentes aportados a los estudiantes son masculinos. (Es muy ilustrativo observar cómo las producciones de Hollywood caracterizan a los personajes científicos: los científicos masculinos superan a sus colegas femeninas en una proporción de 2 a 1 y ellas son generalmente blancas, atractivas, sin hijos y solteras.)

El Foro Económico Mundial indica que, hasta ahora, se han dedicado pocos esfuerzos para incentivar a que mujeres y niñas se inscriban en programas educacionales de STEM (World Economic Forum, 2019).

El docente como motor de cambio

Las carreras STEM no poseen género y sí en cambio un gran potencial de futuro. Los equipos diversos son más eficientes, productivos y creativos. La educación de las mujeres en carreras STEM representa un factor clave del desarrollo del potencial económico de cualquier país. Sin embargo, la baja presencia femenina en carreras de ciencias del territorio iberoamericano limita las posibilidades de desarrollo en sectores de vanguardia y frena el crecimiento del capital tecnológico.

El Foro Económico Mundial indica que, hasta ahora, se han dedicado pocos esfuerzos para incentivar a que mujeres y niñas se inscriban en programas educacionales de STEM (World Economic Forum, 2019).

El refuerzo positivo hacia las estudiantes, la visibilización de la diversidad de profesionales que se dedican a las STEM, el fomento de una cultura de la participación y no de la competitividad… En la International Science Teaching Foundation (ISTF) tenemos la certeza de que los docentes conforman la fuerza que propiciará el cambio, los catalizadores de una revolución que afecta a todas por igual. Un reto que pasa por acabar con los estereotipos y romper con la percepción —interiorizada desde edades muy tempranas en casa y en la escuela— de que la tecnología «es cosa de ellos».

Nuevas herramientas para nuevos retos

Uno de los objetivos de la ISTF es el de proveer a los docentes de herramientas que ayuden a aumentar la motivación, la participación y la continuidad de las niñas y de las mujeres en los estudios vinculados con las STEM.

Con ese propósito, entre otros, se han diseñado Science Bits y Math Bits, dos proyectos que abogan por la educación científico-tecnológica de calidad, y que involucran activamente a los y las estudiantes en el aprendizaje de las ciencias.

Pensamos que la implementación de nuevas metodologías didácticas puede ser determinante para reducir las disparidades de género en estas profesiones, y para alentar a las nuevas generaciones a interesarse y a contribuir en el desarrollo del ámbito STEM.

Apostamos por un futuro libre de discriminaciones de todo tipo y pensamos que la educación es el único camino para transformar una sociedad que, a pesar de avanzar a pasos de gigante hacia el futuro, todavía tiene que liberarse de la carga de creencias infundadas que pertenecen a tiempos pretéritos.

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