Luz, colores y calor

1) MATERIAL

  • 2 vasos de plástico blancos
  • 1 rotulador negro de punta gruesa
  • Agua del grifo
  • Un termómetro sumergible
  • Un día de sol

Cuando un rayo de sol pasa a través de un prisma de vidrio, se descompone en las luces de los colores que lo forman, los colores del arco iris. Este fenómeno meteorológico precisamente aparece porque las gotas de agua de la lluvia actúan como pequeños prismas.

2) MANOS A LA OBRA

  1. Pinta completamente con el rotulador negro uno de los vasos.
  2. Llena los dos vasos (el blanco y el negro) con la misma cantidad de agua.
  3. Mide con el termómetro la temperatura del agua de cada vaso y anótala.
  4. Sería interesante que el agua de los dos vasos estuviera a la misma temperatura, aunque no es esencial.
  5. Coloca los dos vasos en algún lugar bien soleado, donde la luz del sol les dé una hora.
  6. Cuando haya pasado la hora, vuelve a medir la temperatura del agua en cada vaso. ¿Cuál se ha calentado más? ¿Por qué?

3) ¿QUÉ HA PASADO?

La luz del sol, pese a ser blanca, está formada por luces de diversos colores (los colores del arco iris). Cuando la luz del sol topa con un objeto pueden pasar dos cosas: o bien rebota, o bien es absorbida por este objeto. Pero hay objetos que son capaces de absorber sólo algunos de los colores que componen la luz y hacer rebotar el resto. La luz que rebota es la que llega a nuestros ojos y nos permite ver el objeto sobre el que ha rebotado. Si la luz topa con una superficie que hace rebotar todos los colores que forman la luz, vemos un objeto de color blanco. Si, en cambio, topa con una superficie que la absorbe toda, veremos un objeto oscuro, es decir, negro. Si hace que sólo rebote la luz azul, veremos este color; pero si rebotan los rayos amarillos y los azules, veremos el color verde. Y así, combinando luces que rebotan en diferentes proporciones, podemos obtener toda la gama de colores.

Los materiales, en función de sus propiedades, absorben los rayos de luz. ¿Adónde va la luz cuando es absorbida? Buena parte de ella se convierte en calor. Cuanta más luz absorba un objeto, más se calentará. Así, el vaso negro, que absorbía toda la luz, se ha calentado más y ha transmitido el calor al agua. En cambio, el agua del vaso blanco, que hacía rebotar la luz, no se ha calentado tanto.

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